Mathías Brivio: El Imbécil #011
Luego de enterarme que este cuadrúpedo va a montar su unipersonal "Loco Calato", no puedo dejar de preguntarme cuál es la estrella que ampara a esta nulidad de ser humano. Seguramente todo lo que escriba se podrá interpretar como cierto tipo de envidia, pues no lo es, es aversión pura. Me cuesta comprender cómo un tipo tan chato, básico, predecible, poco iluminado, sandio, pedestre, pueril e infeliz; encuentre siempre puertas abiertas para sus estúpidas aventuras en los medios de comunicación nacionales.
Perú es un país generoso, no hay duda. En cualquier otra parte, un tipo con el minúsculo talento de Brivio no duraría ni media hora al aire. Tal vez por ello lo regresaron de EEUU luego que, con toda concha, intentara montar un clon de "Esto es Guerra" ¡robándose la idea de sus propios amigos locales! ¡Qué ladino puede ser este granuja! Y para colmo de todo, cuando es espectorado de los yunaites, ¡lo vuelven a contratar en el mismo programa y le ofrecen la conducción de otro bodrio televisado! ¡Increíble!
Es probable que la luz que ampare a este ilustre imbécil sea que su única habilidad haya sido la social, y como su apellido desnuda (Brivio Grill) no pudo haber tenido mejor suerte que nacer en medio de la "gentita" de la oligarquía limeña. Es como una pusilánime imitación de Jorge "El Burro" Van Rankin (México), sin el talento de éste pero que se tomó una copita con todo el mundo, se fue a la playita con todas y cada una de la gentita, que se fumó un clavito con toda la pipol nacional. Aprovecha, desde hace mucho, las relaciones sociales que le ofrecieron su estatus social, su paso por la U. de Lima, etc. La mismísima Mabel Huertas —que tiene en la mugre del dedo meñique izquierdo más talento que lo mostrado en toda la biografía de Brivio— contó alguna vez que "él la descubrió", y que fue él (que ojo para las flacas, tiene, y que siempre se las ha dado de gran gilero) quien apenas la vio chibolita practicando allá por los 90, le dijo: "Flaca, ¿no quieres narrar noticias?". Y listo. Habló con un par de tíos e inició la carrera de la bella Mabel.
Para eso es bueno, para con un talento ralísimo haya podido escalar en la pirámide de los comunicadores sociales ejerciendo cualquier cosa menos el periodismo. Ha sido, a saber: conductor de magazines mañaneros, animador, conductor de programas concurso, chupamedias de gerentes, dealer de flacas para tonos; es decir un cúmulo de tareas miserables que, en un país miserable como este— basta y sobra para encumbrarlo hacia la popularidad y el cuestionable estrellato chicha. No es por gusto que conduzca con "éxito" el producto televisivo más discutible de los últimos tiempos, en el cual el imbécil de Mathías, hace gala de su futilidad, simplonería, espontaneidad grasosa, disfuerzos e intrascendencia; tal y en simetría perfecta con lo que muestra dicho programa. Vaya a su unipersonal y compruebe lo dicho.
—Javier Llasol
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarLo más verdadero que he leido en la web
ResponderEliminarMATHIAS YO SOY 100 % COBRA PERO CADA VEZ QUE LE QUITAS UN PUNTO A LAS COBRAS TE DESCONOZCO Y YA SABRAS COMO TE CONSIDERO MAS PARECE QUE FUERAS LA PESADA DE JOHANA QUE SI POR ELLA FUERA TODOS LOS PROGAMAS FUERAN PUNTOS PARA LOS LEONES.
ResponderEliminar¡Oh por Dios!
EliminarNo quiero pecar de intelectual pero el comentario anterior de ese Anonimo me produjo una diarrea cerebral que ha levantado mi radicalismo extremo para asesinar cuanto seguidor haya de ese programete...
Eliminarjajajajaja!!!!!, me cague de risa leyendo todo el artículo, es que no se puede hacer otra cosa, ni escribir otra cosa sobre un verdadero imbécil.
ResponderEliminarUn HUEVÓN, con todas sus letras bien puestas...
EliminarLiteral este Mathias tiene un coeficiente intelectual de 40 para abajo, de periodista nada
Eliminarjajajajajajajajajaja, imbécilllllllllllll !!!!!!!!!!!
ResponderEliminarUn poco extemporáneo e inútil el siguiente símil -lamentablemente aún sigue en TV ¡y encima lo mandan a Rusia 2018!, vestecon...-, pero Mathias Brivio viene a ser a la televisión nacional lo que Alejandro Toledo a la política peruana: No tiene un ápice de carisma, carece de talento conocido, no tiene clase -sus zapatillas y polito con corbata en el Miss Perú lo avalan-, se comió alguna buena flaca por obra y gracia de Baco, y su intelecto tiene tanta profundidad como sus gritos reverbéricos y esperpénticos cuando presenta a un idiota enroscando una tuerca en un esparrago de acero. Su única virtud: tiene un gran ojo para nombrar a alguien para que haga su trabajo y lo deje bien parado ante los jefes (en el caso del Cholo, ante el electarado).
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