(Ya) No Estudies Arquitectura

febrero 21, 2019
Para los 200 mil egresados al año sólo existen 30 mil puestos de trabajo. En lo concerniente a arquitectura, actualmente hay 25 mil estudiantes. La cantidad de arquitectos colegiados es de 15 mil. Es decir, hay más estudiantes que profesionales de arquitectura. Y, sin embargo, las universidades privadas siguen inaugurando sedes y apostando falazmente al marketing del que aún goza la carrera, sólo para hacer negocio.



Esta realidad estallará máximo en unos dos años (2021) cuando la cantidad de egresados de arquitectura sea tal que la oferta laboral será inexistente, por saturación del mercado. Culpa de esto la tiene Fujimori, quien en su decenio desreguló la creación de nuevas universidades y éstas empezaron a multiplicarse por cientos, un negocio redondo si se cuenta que al ser “sin fines de lucro” —mentira del tamaño del Machu Picchu— no pagan ni el impuesto general a las ventas (IGV) ni el selectivo al consumo (ISC). Recuerdo que el año 2000, en el Perú había unas 17 facultades de arquitectura, en el 2015 eran 44 (Diario Gestión), ahora son más de 50. Recién hace un par de años con la creación de la SUNEDU y la abolición de la Asociación Nacional de Rectores (un ente parasitario que se dedicaba a cobrar por todo lo que gestionaba) el asunto se ha vuelto a regular, pero ya el daño está hecho. Son demasiados estudiantes para una realidad que no está acorde con lo que requiere la sociedad: se siguen proponiendo carreras tradicionales (derecho, psicología, arquitectura, etc.) sin importar un comino lo que el país necesita.

Culpa de todo esto también la tiene Fujimori y su liberalismo a ultranza que luego devino en lo que se llamó “el boom de la construcción”, cuyo apogeo ocurrió en el segundo gobierno de Alan García (2006-2011) que no fue más que la escalada de la especulación inmobiliaria a partir de la estabilidad económica. Especulación que sólo se trató de urbanizar todo lo urbanizable (por parte de los grupos de poder, averigüen un poco sobre el Grupo Raffo y su famoso Los Portales), que empezó a trocar unifamiliares por multifamiliares sin tener idea de ciudad ni de planificación urbana y que derivó en la horrible Lima que recorremos hoy (incluido el tráfico, otro artificio fujimorista). Dicho “boom” engañó al incauto e ignorante poblador peruano que vio en la carrera de arquitectura un modo de alcanzar la bonanza. Y claro, las universidades privadas que empezaban a multiplicarse como plaga, inmediatamente atendieron la urgencia y sembraron sedes en todos los lugares imaginables. Cuando viajé a Tarapoto el año 2015, me di con la sorpresa que esa sola ciudad tenía tres facultades de arquitectura. Increíble.

Mayor culpa aún la tienen los asquerosos, miserables y fenicios dueños de las universidades privadas, quienes ante la oportunidad y los beneficios tributarios iniciaron un imperio en el cual la educación es lo que menos importa, lo vital es hacer plata. Buen ejemplo es el abyecto César Acuña, quien se hizo millonario a punta de diversificar la UCV (además de poseer dos universidades más) e iniciar el modelo de negocio educativo más nefasto y nocivo que le pudo ocurrir al Perú: plantar sedes a punta de estudios de mercado en los cuales sólo prima la demografía y la capacidad adquisitiva, colocando edificios en los cuales se enseñan las mismas carreras sin importar dónde aterricen, ni las urgencias o posibilidades que cada contexto refiere. Sin embargo, más asqueroso y pútrido es Douglas Becker, el “Cesar Acuña gringo”, dueño (en Perú) de la UPC y la UPN, quien desde su avión vio en estas tierras un gigantesco agujero en el mercado y aterrizó a por él. Esta lamprea millonaria tiene universidades en Brasil, Turquía, España y EEUU; lleno de problemas por su cuestionable modo de hacer negocios. En Perú, por supuesto, le pusimos la alfombra roja y hasta ahora sigue abriendo sedes a diestra y siniestra llevando la “arquitectura global” a ciudades que necesitan cualquier cosa menos eso.





El engañado es el país, la ciudad, el público. Los padres, los docentes, los chicos. La UAP, la universidad “más grande del Perú” tiene 20 filiales desperdigadas por todo el territorio y cobra una mensualidad promedio de S/.400 (nuevos soles). La UCV cobra una mensualidad promedio de S/.500 (nuevos soles), en 8 sedes. La UPN cobra una mensualidad promedio de S/600 (nuevos soles), en 7 sedes (hasta el momento). Si van a sus respectivas páginas web, cuentan las carreras, multiplican y hacen números; se darán cuenta del negocio multimillonario del que estamos hablando, ¡sin impuestos! Y esto a costa de sueldos miserables para los docentes, infraestructura mínima para los estudiantes, mallas curriculares del siglo pasado y divorciadas totalmente de la realidad, aumento constante en las pensiones, falta de auditoria estatal (porque la SUNEDU sólo ve lo académico), etc., etc. Volviendo entonces a la arquitectura. ¿Es realista la aspiración de ser arquitecto en un contexto como el descrito? ¿Es ético egresar a miles y miles sin importar un carajo si el mercado es sustentable o no? ¿Tiene sentido homologar los contenidos curriculares en todas las sedes (para facilitar el control) sabiendo que las necesidades de Abancay, Cajamarca y Lima son particulares y distintas entre sí?

¿Qué hará el mercado ante esto? ¿Contratará sólo a los egresados de las universidades élite en los rankings académicos? A saber: PUCP, UNI, URP, UNFV, USMP (para hablar sólo de Lima). Además, están las universidades cuyo perfil de egresado no es para el país, sino para una casta: UPC, UCAL, UDEP, etc. Y luego las intermedias populares (por acceso económico): UCV, UPN, UTP, UAP, UCSUR, BLA, BLA, BLA. ¿Cuál será el comportamiento del mercado ante la avalancha de arquitectitos y sobre todo ante la merma del “boom inmobiliario” que ya va poniendo las cosas en su lugar? Mientras tanto la oferta de técnicos para la industria sigue en declive. La “universitis” en el Perú es destructiva. Recuerdo a Fujimori que en cada pueblo que iba prometía una universidad, y a veces cumplía y se han implementado a la mala. Pero eso quería el pueblo. Escribo ardido y por la herida seguramente, al final es la carrera a la cual pertenezco y me lastima ver la realidad. El Perú necesita arquitectos, por supuesto, pero no formados así, no tratados como ganado al cual hay que despachar luego de ser trasquilado. La arquitectura es otra cosa, y no tiene nada que ver con lo que un millonario ansía ganar en nombre de la educación.

—Adolfo Arroyo


Referencias

Solo 30 mil puestos de trabajo para 200 mil egresados al año

De 92 universidades privadas en el Perú, 28 tienen beneficios tributarios, ¿cuáles son?

Vocal Ledesma denuncia trafa de S/65 millones en el TC (Douglas Becker)

Política y universidades: ¿Qué dice la ley sobre el uso de recursos y los beneficios tributarios?

Universidades privadas no pagan ningún tipo impuesto al Estado
https://www.jornada.com.pe/tema-del-dia/6556-universidades-privadas-no-pagan-ningun-tipo-impuesto-al-estado

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