Erika Eleniak, I Still Love You

diciembre 09, 2014
Este es un tributo a uno de los mayores iconos eróticos de mi adolescencia: Erika Eleniak, algo que le debo a mi biografía y que aquí entrego sin mayor ambición que dejar constancia de mi fascinación por su arrobadora belleza, mi angustia por verla en televisión cada tarde y mi pertinaz búsqueda en puestos revisteros del Centro de Lima de las ediciones de Playboy en las que apareció, tarea que me tomó largos y ansiosos años.



Como todo mortal perucho la vi por primera vez en la serie Baywatch, allá por inicios de los 90, épocas en las que terminaba el colegio, bullía de testosterona y vivía matándome a pajas por obra y gracia de una serie de divas personales que iban desde Laura Antonelli hasta Tanya Roberts. Enloquecer por Erika Eleniak fue sencillísimo pero me duró años, incluso recuerdo que en la universidad seguía celebrándola en charlas sicalípticas y discusiones erotómanas. Erika, en resumen, tenía la voluptuosidad de una diosa, el sex appeal de una felina en celo pero conservaba el candor y dulzura de una niña buena e inocente proclive al pecado en clave de presa fácil para apetencias sexuales desenfrenadas. La Erika que yo recuerdo es aquella enfundada en su bañador rojo, que corría por la playa de la manera menos atlética posible y que con una miradilla de sus ojazos verdes te hacía babear a litros y te dejaba una erección por horas.

Está claro que sólo veía Baywatch por ella, por eso cuando en la tercera temporada se despidió de la serie en los dos primeros capítulos para nunca más aparecer, renegué infinitamente del programete de mierda y no lo volví a ver hasta mucho después cuando alguna otra sexy salvavidas llamó mi atención (y no me refiero a Pamela Anderson a quien despreciaba por haber sido puesta como reemplazo de mi divina Erika). Recordemos que aquellos años el internet era desconocido, en casa ni teníamos computadora sino hasta mediados de los 90 y cuando hubo PC, la internet era incipiente y uno tenía que conectarse vía módem telefónico ocupando la línea de la casa y a una velocidad de tortuga. Y peor aún, cuando buscaba por fotos y datos de Erika Eleniak lo que había era tan poco, imágenes de mala calidad y de vídeos, ni hablar. Sin embargo en aquellas, mis primeras pesquisas electrónicas más o menos por los años 95-96 me enteré de un hecho clave: Erika había sido conejita de Playboy y portada de revista de 1989.



No voy a decir que la recordaba de niñita en su papel secundario en "ET El Extraterreste" porque sería mentir, sólo que cuando volví a ver la película y la ubiqué, exclamé: "¡Puta, qué linda!" en emoción pederasta. No recuerdo si la película "Under Siege" (Alerta Máxima, 1992) en la que hace precisamente de conejita y sale de una torta mostrando las tetas ya siliconeadas (cosa de la que siempre renegué porque Erika me gustaba al natural, como en Baywatch), se estrenó en los cines de Lima. Supongo que sí ya que fue un blockbuster y Steven Seagal estaba en su momento. Yo la vi recién en su estreno en televisión, habrá sido por el 96, la pasaron por Frecuencia Latina (lo recuerdo con claridad masturbatoria), así que se imaginarán mi erupción seminal al verla enseñando las tetazas. Por un lado, emocionado hasta el glande por verla finalmente en semi-desnudez plena y por otro acongojado por descubrir que había sido presa del bisturí seguramente presionada por los estándares de la época.

Con la obsesión renovada, me eché al trabajo de buscar en Lima La Horrible los Playboys perdidos en los cuales Erika apareciera tanto en portada como en contenido. Internet me sirvió para identificar aquellos números. Ya no recuerdo la cantidad exacta pero llevaba el listado de ediciones en mi billetera así que cuando estaba en el Centro de Lima y tenía oportunidad, me iba a los puestos de revistas porno a buscar números específicos de Playboy en sus ediciones estadounidenses y españolas (recuerdo a la perfección que encontré el dato que Erika aparecía en dos números de Playboy España, copia por supuesto de la matriz americana pero igual, quería tenerlas). No les miento si les confieso que esa búsqueda me habrá tomado unos seis años, de 1996 a 2002, que debe ser el año cuando encontré sin querer en la Av. Wilson, un revistero que vendía su merca en el suelo (aunque no lo crean, en esos años vendían revistas porno en las acercas de la Av. Wilson) y de pura casualidad la vi, ¡allí estaba!, Erika Eleniak en la tapa de Playboy del último número que le faltaba a mi colección personal. Imaginarán mi alegría.



Con la revistas hacía lo siguiente: cada vez que conseguía una la conservaba intacta como material masturbatorio al cual acudía cada vez que el cuerpo me pedía un poco de Erika. Debe ser hacia finales de los 90 cuando en la tele pasaron otra de sus películas, "Chasers" (1994) de la que ni recuerdo el título en español, sólo por supuesto la escena de cama, generosa en detalles, mostrando un polvo con el maldito actor de turno (un NN). Se imaginarán el escenario, viendo la peli, revista en mano y con la otra mano... en fin. Placenteros momentos procurados por la belleza infinita de Erika Eleniak. Cuando mis revistas ya cumplían cierta "edad", entonces las deshojaba con mucho cuidado y empapelaba mi habitación con imágenes de mi musa. Tampoco miento si les cuento que hasta el día de hoy, en 2014, tengo en mi habitación posters de Erika Eleniak en un muro que es un collage gráfico de muchas cosas. Allí está ella, y ninguna novia o chica que haya visitado mi humilde morada ha hecho mayor comentario al respecto. No es lo mismo, pienso, tener empapelado un muro de tu espacio con las Malcriadas del Trome que con posters de fina hermosura y afiches de películas. No es lo mismo Erika la Playmate de 1989, que Débora la Malcriada de la Semana, digo, sin agraviar.

Ya mucho después cuando la internet mejoró pude descargar el video (ripeado de un vhs) que Erika hizo para Playboy. Video que anexo abajo y en la que se muestra tal como siempre me ha gustado recordarla: desnuda, grácil, jovencita, y sobre todo sin siliconas, artefactos de plástico que creo, mermaron su belleza. No está demás decir que a pesar que Erika ha tenido una filmografía copiosa nunca llegó al estrellato pleno, seguramente por falta de talento actoral o como me gusta creerlo: porque no se encamó con todos los productores que seguramente la quería poseer a toda costa. Y el tiempo, ese gran verdugo, pasó, y uno crece y va dejando atrás las adolescentes obsesiones y tira más para lo real y las musas de carne y hueso. Sin embargo, guardo por Erika Eleniak un cariño inolvidable por ser una de mis primeras divinas capitales, y casi no la puedo ver actualmente (aunque sigue hermosa) ya madura, con hijos y como pequeña celebridad en su localidad. Para mí siempre será esa diosa rubia que me mataba con su sonrisa y su cuerpazo, que se adueñaba de mis pajas y era inspiración plena de mis primeros escritos eróticos y románticos.

Para ti, Erika Eleniak, aún vives en un muro de mi habitación, en mi mente y en los rezagos de mi profunda lubricidad. Erika, I still love you.

—Fausto Dovogal

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